Este Estudiante Lloró En Su Graduación Porque A Sus Padres No Aparecieron




La vida en la universidad es difícil. Hay demasiada presión para que a los jóvenes les vaya bien en sus estudios, dado que la sociedad nos dice que debemos obtener buenas calificaciones para encontrar grandes empleos. Si tienen buenas notas, pueden ingresar en las mejores universidades y, con el título correcto, probablemente puedan alcanzar casi cualquier empleo que deseen.
Esta es una manera de hacer las cosas en la vida, pero no la única: no todos están destinados a ser cirujanos o científicos. En fin, hay vida luego de la universidad, pero en el momento en que entramos en ella, puede que nuestra rutina sea un poco intensa. No solamente por la presión de estar al día en clase, sino también por las irreales expectativas que muchas veces tienen los padres para con sus hijos.
La mayoría de los padres alientan a sus hijos para que estudien aquello que les apasiona, y se interesan por ese tema para apoyarlos durante las duras épocas de estudio. Este estudiante se esforzó mucho. Pero, cuando llegó el día de su graduación, se molestó porque aparentemente a sus padres no les importó lo suficiente como para asistir.

Un largo camino


De la escuela primaria a la universidad, los jóvenes andamos un largo camino. Muchos empezamos el jardín de infantes con grandes sueños, pero, a medida que nos hacemos más grandes, descubrimos que la realidad nos condiciona de una u otra manera. No todos tendremos la posibilidad de explorar la superficie de Marte, o de correr hacia un edificio en llamas para salvar a una señora mayor y a su gato.

La escuela es dura y hay muchísimas cosas que pueden interponerse en nuestro camino cuando se trata de estudiar al máximo potencial. Es por eso que cuando alguien logra atravesar los escollos y graduarse, la ceremonia de diplomas es algo digno de ser celebrado.



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Siempre estudiando


Jeric Rivas vive en Filipinas y siempre se tomó su educación muy en serio. Desde muy pequeñito, siempre trató de rendir al máximo en la escuela, sobresaliendo por sobre el nivel de sus compañeros debido a sus grandes méritos académicos. Ustedes seguro pensarán que este muchacho era el orgullo del hogar por todos sus logros, pero aparentemente a sus padres no les importaba mucho la tarea del colegio.

A los padres suele importarles especialmente el tiempo que sus hijos pasan en la escuela ya que lo más probable es que éste afecte la manera en que vivirán en el futuro. Los niños deben aprender las cosas básicas como leer y escribir, pero parece que los Rivas están mucho más allá de esos aprendizajes.


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Una larga historia


Rivas hizo una publicación en las redes sociales respecto de su graduación y de la tristeza que le había generado que sus padres no asistieran. Empezaba su largo texto compartiendo una anécdota del pasado sobre ellos y las decepciones que había sentido.

El joven decía que, estando en la escuela primaria, ganó una medalla de su institución, pero, sin importar a dónde mirara, sus padres no estaban allí. Se suponía que recogiera la medalla como premio por todo el gran trabajo que había realizado, pero el muchacho dijo que estaba muy nervioso de subir al escenario. No quería hacerlo porque sus padres no estaban ahí para felicitarlo por su logro.
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La historia se repite


Unos años más tarde, Jeric recibió una medalla similar, estando ahora en la escuela secundaria. Era el mejor estudiante de la clase ese año y se esperaba que recibiera un premio por su intelecto y buen desempeño escolar. Esta vez, Rivas tuvo que aceptar el galardón de parte de otro compañero, afirmando que sus padres habían tomado una prestada.

Nuevamente, esperaba que ellos se presentaran en la ceremonia y lo vieran recibir la medalla, tal y como ocurría con sus compañeros. Padres e hijos compartían la experiencia de celebrar los logros académicos, pero, para este joven, este era un momento de soledad. ¿Es que a sus padres no les importaba ver que le iba bien?
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