Este Hombre Le Cortó El Cabello A Su Hija Por Haberse Hecho Reflejos Para Su Cumpleaños



Para muchas personas, cumplir 13 años de edad es una ocasión muy especial. Es el momento en que uno celebra su primer gran cumpleaños, y representa el ingreso a la adultez. ¡Y merece ser celebrado con estilo! Después de todo, cuando los años pasan, a todos nos gusta mirar al pasado y recorrer nuestra pubertad mirando con cariño las fotos de nuestro cumpleaños número trece. Para esa fecha tan especial, uno se merece un gran pastel de chocolate, carteles de colores en las paredes y muchos regalos envueltos, esperando para ser abiertos por el homenajeado. Sin embargo, esta pequeña chica de Ohio recibiría algo un poco diferente. Desafortunadamente para Kelsey Frederick, su entrada a la adolescencia iba a tomar un giro inesperado. Todo gracias a las acciones de su padre, que decidió arreglar por mano propia los “desastres” que creía que se había hecho su hija en el pelo.

Un cumpleaños para recordar


La joven Kelsey Frederick estaba a punto de cumplir sus 13 años de edad, y, para decir verdad, tenía un gran futuro por delante. Como cualquier niño de 12 años de edad, ella no podía estar más entusiasmada respecto de su cumpleaños y de convertirse, finalmente, en adolescente. Mientras tanto, se dedicaba a planificar la gran celebración, en la que pasaría tiempo con sus amigos y su familia, disfrutando de su día especial.
Un cumpleaños para recordar

Sin embargo, poco se imaginaba Kelsey que su madre tomaría una decisión que lo cambiaría todo. Mientras que para la madre se trataba de un gesto inocente para con su hija, lo que ocurrió a continuación nos enseñó que esta pequeña acción podía casi arruinar el festejo entero.


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Una infancia feliz


Kelsey era una niña tan feliz como cualquier otra. Y tenía un pasatiempo particular: era una fantástica jugadora de softball. Era tan buena que incluso tenía su apellido bordado al dorso de su camiseta. Su vida familiar también era fantástica. A pesar de que sus padres estaban separados, Kelsey había logrado mantenerse unida tanto con su papá como con su mamá. La mayoría del tiempo vivía con su madre, Christin Johnson. Sin embargo, había días que pasaba con su papá, Schaffen Frederick, y su madrastra.
Una infancia feliz

Esta niña era brillante y, aunque su hogar se había desarticulado un poco, se aseguró de mantener una excelente relación con su papá. Ella buscaba armonía para su vida. También quería mucho a su tía Kelly y a su madrina Haylee Ann. Estas mujeres tan fuertes en la vida de Kelsey eran sus modelos a seguir. No podía esperar a cumplir sus 13 años para celebrar con ellas.


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¡Felices 13 años!


El día de su gran cumpleaños finalmente llegó: ¡por fin sería una adolescente! Con su familia a su lado, finalmente sentía que estaba creciendo como mujer. Todos recordamos nuestro cumpleaños número 13, ¿verdad? Es justamente esa edad en la que desearíamos ser mucho mayores de lo que somos, como una suerte de limbo en el que todavía nos sentimos como niños, pero queremos que nos traten como adultos. A esa edad, daríamos lo que fuera porque nos sentaran en la mesa “de los grandes”, “de los adultos” en Navidad.
¡Felices 13 años!

Bueno, Kelsey pidió una cosa para su cumpleaños: quería reflejos rubios en su cabello. Al principio, su madre estaba un poco reacia a aceptar esta idea, pero como era el cumpleaños número 13 de su hija, decidió que le daría un pequeño regalito que la hiciera sentir extra especial en ese día. Era un gran día para la joven, pero… Bueno, las cosas estarían a punto de cambiar.
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Un regalo especial para una chica especial


Ansiosa por su cambio de imagen, la niña fue a la peluquería con su madre. Si ella iba a hacerse reflejos en el cabello, debían poner manos a la obra. Bueno, ¡mejor que fueran las manos de un profesional! La realidad es que Christin sabía de primera mano lo mal que podían quedar en caso contrario. Entonces, fueron a la peluquería y, después de una tarde de tratamientos de belleza y chismes, el nuevo cabello de Kelsey estuvo listo. Ambas tuvieron una hermosa tarde, disfrutando de la compañía que se hacían.
Un regalo especial para una chica especial

Rápidamente, este se estaba convirtiendo en el mejor cumpleaños que la niña habría podido pedir. Christin podía ver lo feliz que estaba haciendo a su hija. Finalmente, luego de terminar de secar el pelo y hacer los retoques de último minuto, el estilista giró a Kelsey en la silla y la hizo enfrentarse con el espejo. ¡La niña estaba impresionada!
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